lunes, 19 de febrero de 2018

¿Te acuerdas de John Doyle?



- Deberíamos recordar su nombre en mayúsculas porque fue una de las piezas clave para que la selección de USA obtuviese su primer título importante, por ello vuelvo a escribir sobre un jugador estadounidense. Y es que gracias a la aportación de este zaguero, su selección pudo pasar a la final de la Copa de Oro Concacaf  1991 y así llevarse el trofeo a sus vitrinas.

Así de entusiasmado se mostraba John tras aquella semifinal frente a México: "Siempre recordaré aquella semifinal de la Concacaf contra México. Fue la victoria más importante de la selección estadounidense hasta la fecha. Ganamos 2-0 y yo marqué el gol de la victoria al recibir el pase de Marcelo Balboa".
Balboa no era el único jugador destacado de aquella gloriosa selección nacional, ya que además de nuestro protagonista, en ese equipo también se hallaban los Meola. Hugo Pérez, Lalas, Caligiuri y Vermes, entre otros.

Pero su carrera también es vistosa si tenemos en cuenta su historial de clubes. Además de llegar a conocer la MLS, John Joseph Doyle ha jugado en la Bundesliga con el Leipzig y la Allsvenskan con el Örgryte.

Doyle nació en San José (Estados Unidos), 16 de marzo de 1966. Además de su buenísimo papel en el torneo de la Concacaf, este defensa de oro participó en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y en la Copa del Mundo de Italia 90.
Su preparación no fue escasa. John era un muchacho de más de metro noventa que se desempeñaba como defensa central. En más de una ocasión demostró que tenía gol, aunque su labor principal era la de evitarlos defendiendo su cancha. Por alto era inexpugnable, y su juego era básico pero eficiente, siempre empleándose con garra y firmeza cubriendo a sus contrincantes.

Asistió a la Washington High School en Fremont, California. Allí empezó a jugar al fútbol para conquistar el campeonato de Liga en su último año. En poco tiempo se convirtió en una de las mayores promesas del fútbol norteamericano, jugando posteriormente para el Fremont City.

Siguió compitiendo en la Universidad, con el equipo de los Dons, en el que permaneció hasta 1988 coincidiendo con su convocatoria para competir en las Olimpiadas de Seúl. Por entonces formaba parte de los San Jose Earthquakes, club que abandonaría a finales de los noventa para ingresar en los Bay Blackhawks de San Francisco.
El Mundial fue un buen trampolín para llegar al fútbol europeo. Doyle se trasladó a Suecia para probar fortuna en el Örgryte IS, del que formó parte hasta 1993, jugando en su último año cedido con los Bay Blackhawks.

Después de desvincularse de la entidad sueca, el defensor de San José se daría una segunda oportunidad en Europa, aunque esta vez para competir en la liga alemana con el VfB Leipzig, con el que tuvo muy pocas oportunidades durante la temporada 1993\94.

John se marchó de Alemania habiendo jugado siete partidos de la Bundesliga y lo hizo con el contrato en vigor. Desde el club amarillo pensaron que sería buena idea cederlo, ya que el entrenador apenas contaba con el norteamericano y allí su carrera solo podría estancarse.
Entonces regresó a su país para cumplir el resto de su contrato jugando cedido en el Atlanta Ruckus. Tuvo 25 apariciones y anotó un gol en su exitoso regreso a la competición norteamericana, y ya en 1995 quedaría en  libertad.

Ya instalado en su ciudad natal, John Doyle volvería a jugar para los San Jose Earthquakes. Debutó en la Major League Soccer y después de cuatro temporadas se retiraría como futbolista para probar nuevas experiencias como entrenador.

John Doyle en una de sus 53 apariciones con la selección nacional de los Estados Unidos.

- En cuanto a su etapa internacional, creo que ya está dicho casi todo sobre la labor de este inolvidable defensa que jugó para el equipo de los Estados Unidos durante siete años. Durante todo ese tiempo llegó a jugar 53 partidos en los que registró tres goles.

Sus primeras vivencias con el equipo nacional de USA llega en 1987, en un partido de calificación disputado el 30 de mayo de 1987 contra Canadá. Posteriormente acudió a las Olimpiadas de Seúl 88, donde tuvo un papel determinante. Jugó dos partidos en la Copa del Mundo Italia 90, y ya al año siguiente haría historia con su selección al conquistar la Copa de Oro Concacaf en una disputadísima final contra la Honduras de Gilberto Yearwood que se resolvió en la tanda de penaltis.

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