- Toca honrar la memoria de uno de los inolvidables delanteros del fútbol norteamericano, ya que hace casi cuarenta años que Frank Wallace falleció. Será siempre recordado por su magnífico papel en el Mundial de Brasil de 1950, en el que el equipo de las barras y estrellas causó una gran sensación pese a no pasar a la fase eliminatoria.
Él era uno de los chicos italianos de aquella antigua selección. Sus amigos le llamaban "Pee Wee", por aquello de que era un jugador menudo aunque, eso sí, muy habilidoso. Era un fumador empedernido, sobre todo le gustaban los puros cubanos. Tenía aerofobia, algo que queda bien claro en la película de "El partido de sus vidas", la que recomiendo desde aquí.
Frank nació en Sint Louis, Missouri (EE.UU.), el 15 de julio de 1922. Era de ascendencia italiana al igual que sus inseparables amigos Frank Borghi, Gino Pariani y Charlie Colombo. Con ellos se pasaba horas y horas jugando al fútbol.
Trabajaba como cartero y vivía en el barrio de The Hill, en Daggett Avenue, a la vuelta de la esquina en Marconi. Aquellos apodados "chicos italianos" jugaban al fútbol por pura afición, pero juntos ingresaron en el Simpkins Ford, donde se hicieron muy populares.
Pero antes de darse a conocer, Frank se apellidaba Valicenti, apellido que sus padres cambiaron por Wallace tras ser capturado por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Después pasó dieciséis meses como prisionero en un campo de prisioneros de guerra.
Puesto ya en libertad y finalizada su labor como militar, Pee Wee retornó a los Estados Unidos, siguió trabajando y disfrutando del fútbol. Su primer equipo fue el Wildcats de Saint Louis, luego jugó en el Raftery a partir de 1945, donde retomó su carrera futbolística tras el conflicto mundial. Allí jugó por una campaña antes de marcharse al Steamfitters.
Wallace fue descubierto por un periodista norteamericano en el barrio de The Hill, al igual que sus amigos. Juntos jugaban para el Simpkins Ford, donde nuestro protagonista estuvo diez temporadas batiendo récords como goleador. Ya en su etapa como jugador del Steamfitters fue uno de los máximos anotadores de la Liga Mayor de Saint Louis.
El gol no era su único atributo. Frank era un fino extremo derecho cuya mayores cualidades eran las de regatear y burlar al rival con habilidosas filigranas. Su perfecto acompañante de ataque era Gino Pariani, y juntos eran una peligrosa amenaza para cualquier defensa de aquella época.
Veloz y muy inteligente en su juego, Wallace tenía un carácter serio, competitivo y poco amistoso con el rival, aunque nunca recurría al juego sucio. Su gran talento con el balón en los pies llamaba la atención de muchos ojeadores, y eso fue lo que le abrió las puertas de la selección estadounidense.
Fue en un proceso de selección iniciado por el entrenador Bill Jeffrey cuando los muchachos de Saint Louis se ganaron el honor de defender la bandera norteamericana en el Mundial de Brasil. Se unieron a otros futbolistas de la talla de Walter Bahr, Joe Maca, Ed Mc Ilvenny y Joe Gaetjens, entre otros.
Los norteamericanos hicieron un impresionante papel durante su aventura en el torneo mundialista de Brasil. Derrotaron a la selección inglesa en la fase de grupos, pero sucumbieron ante España y Chile. Aún así, la prensa de aquellos lejanos años cincuenta narraba mayorías sobre la actuación de los americanos.
Regresaron del Mundial con la cabeza bien alta y muchos contaron con ofertas para seguir jugando en el extranjero. En el caso de Frank Wallace, siguió jugando para el Simpkins Ford y tras diez años de fidelidad al club se retiró.
Sus hazañas aún figuran en muchos medios, principalmente en hemerotecas. En 1976 fue incluido en el National Soccer Hall of Fame. Tres años después, el 13 de noviembre de 1979, Wallace pereció en su querida Saint Louis. Fue enterrado en el Cementerio Resurrection, de Affton , Missouri.
Imagen de la histórica victoria ante Inglaterra en la que Wallace formó como atacante. |
- Pee Wee Wallace participó en un total de siete partidos para el combinado nacional de los Estados Unidos y registró tres goles. En el Mundial de Brasil 1950 hizo un tanto, en el último partido de la fase de grupos ante Chile que acabó con una derrota de 5-2. El otro tanto fue obra de Joe Maca, de penalti.
Fue un fijo del equipo dirigido por Jeffrey, pues jugó los tres partidos de aquella cita mundialista. Ante la selección inglesa estuvo sensacional, y fue partícipe de aquella histórica victoria por 1-0 que tanto sigue escociendo en Inglaterra pese a haber pasado ya 68 años.
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