- Le llamaban "Guantes", pero su nombre era Charles Martin Colombo, conocido por ser uno de los mejores centrales americanos entre finales de la década de los cuarenta y parte de los cincuenta. Él fue quien le hizo la vida imposible a uno de los futbolistas más importantes del momento, el centrocampista inglés Stan Mortensen.
Sus hazañas, y las de sus compañeros, fueron llevadas a la gran pantalla en honor al Mundial de Brasil 1950, donde la selección estadounidense hizo historia al imponerse ante la escuadra inglesa, por entonces considerada como una de las mejores selecciones del mundo.
Esta película se llama "El partido de sus vidas" (The game of their lives) y la figura de Charlie es representada por el actor australiano Costas Mandylor que, por cierto, es un gran amante de este maravilloso deporte que nunca tuvo en Norteamérica el protagonismo de otras modalidades.
Pero Colombo era un entusiasta del fútbol. Un americano "a la italiana" que nació en un barrio de Saint Louis llamado The Hill (EE.UU.), el 20 de julio de 1920. Al igual que sus amigos, Charlie era descendiente de una familia italiana.
Siempre con sus guantes de entrenamiento de boxeo, independientemente del clima, este zaguero a la antigua era duro de verdad. Muchos creían que jugaba como centrocampista, pero su sitio estaba en la zona de retaguardia, donde siempre se mostraba contundente y muy agresivo, quizás a veces demasiado.
Tal vez esa agresividad le pudo privar de acudir a la Copa del Mundo con el equipo nacional, pero Colombo era un jugador necesario, un hombre con carácter que no se amilanaba ante nadie. Y así se mostró desde muy niño, jugando al fútbol junto a sus amigos y futuros compañeros de selección.
Los chicos de Saint Louis eran inseparables, y así lo reflejan en la película. Borghi, Pee Wee Wallace y Gino Pariani crecieron jugando con el gran Colombo. En esos tiempos en los que no era fácil conseguir la vestimenta adecuada o un balón, los jóvenes de The Hill, se recreaban participando en pequeños torneos del municipio de Missouri.
Además de jugar para varios equipos de su ciudad, junto a sus colegas se incorporó al Simpkins Ford, equipo en el que se dieron a conocer conquistando varias medallas y el Open norteamericano en los años 1948 y 1950.
Colombo fue el jefe de esa defensa en la que siempre se mostró impetuoso y bregador. Se ganó la confianza del seleccionador Bill Jeffrey y figuró como uno de los fijos de la escuadra norteamericana, realizando un excelente papel en Brasil que le haría contar con ofertas para jugar incluso fuera del país.
Alguien se acercó a "Guantes" tras la asombrosa victoria contra Inglaterra. Al día siguiente, al de Missouri le ofrecieron la posibilidad de jugar en la liga brasileña, pero el defensor rechazó la oferta y prefirió seguir jugando en su equipo de siempre.
Después de unos años más como futbolista, Charlie colgó las botas (y también sus guantes) para ejercer como entrenador haciéndose cargo del equipo de Louis Ambrose. Siempre recordado por sus duros marcajes y ese fuerte temperamento, Colombo falleció el 7 de mayo de 1986 en su querida Saint Louis. Está enterrado en el cementerio católico Old Peter 's Peter and Paul,
Vemos a Charlie Colombo luciendo esos guantes que siempre le acompañaron en cada partido. |
- Hay que reconocer que lo que hizo aquel equipo norteamericano fue toda una gesta. Se plantaron en Brasil conscientes de que los demás equipos eran más poderosos y quedaron encuadrados en un grupo junto a Chile, España e Inglaterra. A los últimos los derrotaron por 1-0 gracias a las actuaciones de hombres como Colombo, quien neutralizó siempre al ilustre Mortensen.
Habiendo debutado en 1948, en un compromiso frente a Noruega en Oslo y compitió en los Juegos Olímpicos de 1948 y 1952. En total participó en once partidos internacionales, siendo el último de ellos en 1952, en un partido frente a Escocia en Glasgow.
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